En una rotonda cualquiera, una mañana de
agosto empezó todo. Rodábamos en grupo, sin prisa y ya llegando a casa.
Dentro
de la rotonda, rodando agrupados y en trazada uniforme, se cuela por la
siguiente entrada, una furgoneta blanca que al oír los gritos de toda la
grupeta, se detiene justo en medio de la trazada a seguir por nosotros para salir de la
rotonda.
Pasó el
primero. Yo que rodaba segundo no pude más que clavar frenos...el golpe era inevitable...me
protegí con el codo...
Dolor
en la muñeca y el codo dolorido por un par de semanas...Lo peor fue que me
asusté. Lo que tanto me decían mis amigos y familiares había asomado..."la
carretera es muy peligrosa...cualquier dia..."
...
La
mañana amaneció fría con viento intenso y un cielo despejado.
El
hecho de coger frio unos días atrás, al llegar a casa después de entrenar, me
tiene el pecho cargado y no puedo respirar con fluidez.
Era día
de Sepsis, mi segunda prueba ciclo turista. En casa, recogida en un ambiente muy
familiar, pero con muchos compañeros con las pistolas cargadas para dar las
ultimas pedaladas competitivas del año...anhelos de conseguir Koms, orgasmar
dejando de rueda a quien llevas detrás y sentirte un
Pro Tour rider por unas horas.
Pro Tour rider por unas horas.
Mi
reto, una vez empezar a formar parte de la gente OnVeló era poder seguirlos,
aunque fuera de lejos. Lo iba dar todo…tenía que seguirlos
Dos de
mis nuevos compañeros querían salir a "disfrutar de la challenge "
ver el ambiente, decian..."a no sufrir" aseguran llevar muchos tiros
pegados este año y corrían en casa...
Me
ofrecí a seguirlos, pero algo dentro de mí me decía que no serían capaces de
simplemente saborear el ambiente ...y es que estos chicos son pata negra...pura
sangre y cuando se desatan las hostilidades, les cambia la mirada...bajan el
pecho, estiran el cuello y son capaces de rodar kilometros y kilometros rozando
los manillares con los compañeros, con las ruedas girando a milímetros de las
piernas de los compañeros.
Desayuno rápido, café de doble carga, cereales
y afinar un poco sentado en wc. Lo consigo, aunque menos de lo que quisiera...
¡Me
siento nervioso, no creo que aguante el ritmo de Gus y Salva...pero, qué
demonios! Quiero demostrarme y demostrarles que puedo estar a un nivel
aceptable y seguirlos.
Todo
listo, equipación de gala, beso a mi mujer y mis hijas que aún duermen y pongo
dirección al punto de encuentro en la salida.
Victor
el gurú, un tipo sencillo. De esos que no te compromete a nada que no te
apetezca y que aunque lo conozcas de un rato da la sensación que lo cuentas
cerca desde hace mucho tiempo, esperaba en su carpa. Vestido de corto. Hoy
salía.
Poco a
poco van llegando compañeros. Risas, bromas, menciones a primas e inquiteud por
empezar.
De los
últimos en llegar Marcos y Eduard..Solo con verlos se les presume mucha
clase…decia Andres Montes, el comentarista con pajarita de la NBA post Trecet,
que los superclase, sonríen y caminan diferente,…estos dos lo tienen. Se intuye
en sus piernas algo más,…algo diferente.
A
medida que se va levantando el sol, el aire extraño y frio de un otoño que por fín se decidía a aparecer que se hacía notar,
va aflojando. El momento de salir se acerca y los On Veló nos vamos juntando.
¿Me
siento abrumado, “que coño hago aquí con estos maquinas?” me pregunto…”Que les
aguante un rato en una salida de domingo ,en las que se toma café en Lloret y a
por agua se va a Dosrius, no creo que me garantice que pueda llegar al primer
puerto con ellos, ni siquiera al pie de la subida” pienso.
Se sale
rápido, hemos salido descolocados. La cabeza, aun retenida, va a unos 100
metros por delante. Rápido se monta una persecución...Marcos y Eduard parecen
estar delante...por atrás pasamos a los relevos Salva, Gustau, Victor, Dani y
Franky,...No veo a Ramon debe estar delante, con Vivi, Edu y Marcos.
A la
altura de Cabrera por detrás seguimos Gustau, Salva y servidor tirando de un
buen 2o pelotón. Los demás compañeros habían enlazado adelante. Los seguíamos
viendo a lo lejos, pero por momentos se nos alejaban.
Era mi
primera marcha con mis nuevos compañeros, así que en ese momento y viendo que
podía aguantar, decidí que quería ayudarlos. Tiraría en la bajada y el llano lo
que pudiera y en las subidas trataría de seguirlos. Hasta que explotara.
Puse un
ritmo constante. Salva y Gus parecían ir cómodos. Yo sufría, pero verme
marcando el ritmo en un grupo grande me estaba dando alas, sabía que iba a
explotar, pero estaba disfrutando viéndome así.
Primer
paso por Argentona. Por mi barrio...tan de gente humilde, tan de obrero...de
silla en la calle en las noches de verano, comiendo pipas los mayores, mientras
los niños corren y juegan al escondite. Tantas veces de niños con Pedro y Juan
habíamos soñado ser Perico, Pello o Velda, en nuestras bicis de hierro subiendo
la subida “del barrio” …
Dejamos las palmeras a la izquierda, enfilando
hacia Orrius, seguimos Salva, Gus y yo marcando el ritmo en el grupo. Acerco
hasta el inicio de la subida. La primera recta, ya subiendo, la hago delante.
Ritmo alegre, no quiero que el grupo se deshaga. Cuando meto el plato pequeño
el ritmo del grupo baja. Tres chicos deciden irse adelante. Viene Gus. Con esa
cadencia, ese pedaleo de cuerpo erguido que te saca de punto. Necesitaba llevar
más tranca que él para seguirle el ritmo.
Salva le sigue, apenas unos centímetros por
detrás y pegado a su derecha. Mordiendo hierbas yo. Cerrando a la derecha.
Detrás cada vez más gente que se suma por detrás, y saben que el ritmo es
bueno, más los que vamos recogiendo.
Entre bromas, pasan lo metros, llegamos a
Orrius. Un maillot de On Veló con ropa y calzado de calle, junto a las letras
de anuncian el pueblo. Creo que es Manolo, que está lesionado en la rodilla.
Como mola encontrar a un compañero que te anima…
El grupo es ya de más de 15 personas. Los que
se habían marchado por delante al inicio del puerto, ya los habíamos superado y
se habían quedado irremediablemente. Ligero tobogán e iniciamos la parte dura.
Gus sigue a lo suyo. Alto de cadencia, machacón, nadie se atrevió saltar
mientras Gus mandaba…Salva detrás “Sssuuuuuuuuuuuu” gritó en la rampa de doble
digito donde se labran lapidas. Pocos podían reír a esas alturas.
Llegamos arriba. Decido marcar la bajada.
Salva detrás. Gus a continuación. Bajada limpia, sin humedad y superando a
algún chico que bajaba sin prisa.
Llegamos a Dosrius. Reagrupamos. La espera
hace que juntemos un buen grupo. “Perfecto” pienso, podremos rodar bien fuerte.
Parpers por La Roca permite hacer un buen trozo a plato y andar bien rápido.
Así sucede. Quiero seguir dando la cara, al
menos hasta que la pendiente no me permita empujar el plato grande con holgura.
Pasamos la granja de perros. Intuyo a mis espaldas mucha gente, más de la que
nunca lleve a mi rueda quizás. Los chasquidos de los cambios, así lo hacía
pensar.
“¿Salva, Gus, sabéis? No sé de qué tengo más
ganas…de una jarra de cerveza al llegar o de echar un buen pol..” Risas
generalizadas…Me giro y efectivamente, me doy cuenta que el grupo es grande y nadie va sobrado.
Me empiezan a doler las piernas. Me equivoco.
Queriendo subir una corona en los piñones meto el plato pequeño…” Que la lías tío,
que la liaaaaas” Me grita Salva. Bajo piñones y soluciono el percance.
Ya no tenía más para esa subida, pero el ritmo
no para. Otra vez Gus con cadencia marca el ritmo. No pasaron más de 500 metros
que la gente se empieza a descolgar por atrás del grupo. Ese ritmo que pone, no
hace concesiones. Si vas en el filo de la navaja te explota.
Llegamos arriba. El mítico Jabalí de Oro.
Parpers por Argentona. El Tourmalet de mi pubertad en mountainbike. El puto
patio de casa. Creo que con los ojos cerrados lo podría trazar de bajada. Me
lanzo. En un primer momento no veo a Salva, a Gus lo rebaso y me lanzo. Pasan
tres curvas, miro a ver si llegan mis socios…ahí llega Salva…baja por el sitio,
sin esfuerzo, Parece que vaya en cámara lenta…en ese momento miro el cuentakilómetros,
por encima de 70km/h y pasa como un avión de caza…como Froome, cuando burla a
Quintana. Aprieto y le sigo…llegamos junto abajo, solos…
“Has visto que venía el tren!!!” Me dice
sonriendo.
Nuevo reagrupamiento. De nuevo quiero acercar
a los compis hasta Can Bordoi. Allí sabía que sería que podía ser donde podía explotar.
Marco el ritmo llegando a Dosrius. No pasa nadie, aunque no quiero que pasen
Salva y Gus, del resto de la gente que iba en el grupo nadie hace ni el gesto
de entrar al relevo. Solo a un kilómetro de Dosrius, un chico pasa, sin
convicción. El ritmo decae, así que pasado el ultimo polígono vuelvo a pasar.
“¡Tengo que parar en el avituallamiento, no
llevo comida!” Grito a Salva y Gus.
Justo antes del avituallamiento Salva me grita
que pare que ellos me esperan. Nadie del grupo que llevábamos detrás para ni
afloja, tiran adelante. Cojo plátanos, galletas y sigo adelante. Veo a Salva y
Gus a lo lejos, en la primera rampa. Plato grande, bajo un par de piñones e
intento coger su rueda antes de Can Bordoi. En la rampa dura del acceso al Collet,
casi los tengo. De nuevo Manolo animando en el arcén. El calentón ha valido la
pena. Enlazo, aunque apurado aguanto el ritmo. Vamos recogiendo gente que antes
iba en el grupo. De nuevo Gus, a cadencia, nos vuelve a obligar. A veces abre
un par de metros, otras vamos compactos. Llegamos al descanso, curva, curva y
empieza el ultimo km pestoso de Can Bordoi. Aquí empiezo a sufrir. Las piernas están
demasiado duras y.
Me faltó comer antes, pienso…
Seguimos recogiendo gente. Gus a cadencia, se va, Salva le sigue. Yo sufro. Una vez arriba cedo apenas una veintena de metros. No me preocupa en exceso. En la bajada, antes de comer apurando un par de curvas creo poder entrar. Mucha humedad. Estoy sudando mucho. Corono, bebo y meto todo el desarrollo. Primera curva, los tengo a tiro. Me agacho y aprieto más. Agacho de nuevo la cabeza, para ofrecer menos resistencia al aire. ¡De repente, se me mete sudor en los ojos, mierda!!! No veo nada. Me escuecen los ojos demasiado. Tengo que cortar lo que me queda de descenso. Casi hasta detener la bici. Me quito las gafas, me seco el sudor, me hecho agua en la cara y vuelvo a la carga. Voy fuera de sitio, tengo un susto en un bache y decido bajar más tranquilo.
Me faltó comer antes, pienso…
Seguimos recogiendo gente. Gus a cadencia, se va, Salva le sigue. Yo sufro. Una vez arriba cedo apenas una veintena de metros. No me preocupa en exceso. En la bajada, antes de comer apurando un par de curvas creo poder entrar. Mucha humedad. Estoy sudando mucho. Corono, bebo y meto todo el desarrollo. Primera curva, los tengo a tiro. Me agacho y aprieto más. Agacho de nuevo la cabeza, para ofrecer menos resistencia al aire. ¡De repente, se me mete sudor en los ojos, mierda!!! No veo nada. Me escuecen los ojos demasiado. Tengo que cortar lo que me queda de descenso. Casi hasta detener la bici. Me quito las gafas, me seco el sudor, me hecho agua en la cara y vuelvo a la carga. Voy fuera de sitio, tengo un susto en un bache y decido bajar más tranquilo.
Rotonda. Veo a Salva y Gus. Me sacan toda la
rotonda y algo más. El dolor de piernas de antes y los nervios de la reciente
bajada, me sugieren que no sufra. No me apetece tampoco. Seguramente no hubiera
llegado a ellos. Iban claramente a más y yo a menos. Así que decido regular. Rampón
de garaje después de la rotonda. Ya no los veo. Meto todo y voy al paso. No llevo
a nadie por detrás y los que tengo por delante se me van marchando por momentos.
Ya llegando donde suaviza la subida, me va cogiendo gente por detrás. Yo en
cambio voy atascado, más de coco que de piernas, pero bloqueado. Enseguida
llego arriba. Me cierro el maillot i trato de recuperar sensaciones bajando.
Veo a Lorencio, grito de saludo y sigo para abajo.
Veo que subiendo aún viene mucha gente, así
que veo que no voy tan mal. Esto me anima, pero soy consciente que no voy
sobrado. Estoy pagando tirar “por encima de mis posibilidades “en el llano. Como mas.
Me meto medio plátano en la boca de dos trozos. Un par de galletas y bebo agua.
Primeras rampas del Collet. Meto el plato.
Necesito sentir que las piernas tiran. ¡Y responden!! Lo que he comido, al menos,
me da la sensación de no estar vacío de estómago. Decido regular. Subo a
cadencia para no castigar las piernas y llegar a La Roca con buenas
sensaciones. Corono.
Desciendo comiendo y bebiendo todo lo que
puedo. Quiero bajar Orrius a tope y llanear rápido para llegar con buenas
sensaciones a meta.
A la altura de la Roca Village, me pasa un
grupo de cuatro. Van muy fuerte. No me da para cogerles la rueda. En seguida
otro de tres, a este le sigo la estela hasta La Roca. Semáforo. Me paro.
Muro de La Roca. No me apetece sufrir. Orrius
por La Roca, es la subida de la zona que menos me gusta. Solo la subo en Sepsis
y en algún entreno anterior. Es muy constante y demasiado duro para un percherón
como yo. El calor ya empieza a apretar del todo. Me abro el maillot. No
recupero terreno con nadie. Por detrás, eso sí, viene gente que me pasa como
aviones. Pasan los dos primeros kilómetros. Parece que voy cogiendo golpe de
pedal. Renuncio a avanzar con demasiado desarrollo. Voy con casi todo metido.
Por detrás ya no me coge nadie. Y los que me adelantaron como aviones, ya no me
abren más hueco. Incluso me acerco. Ultimo km. Otra rampa dura. Sufro meto un piñón
más pequeño, empiezo a sentir que hago metros con cada pedalada. Me siento de
nuevo. Meto un piñón más. Empiezo a coger gente.
Sé que arriba me espera mi hermano, mi
sobrino, mi mujer y mis hijas. Con la pancarta que pintaron hace unos días. Me
hace tanta ilusión, verlos como pensar que mis nuevos compañeros verán la
pancarta.
Me cierro el maillot, bebo. Pongo buena cara. Última
curva. Siento a Martina…” ¡Que ve el Papa, que ve el Papa!”
Manolo Espejo con ellos. Está en todos los
sitios. Debe tener unas ganas de coger la bici, pienso.
Ultimo puerto en el saco. Ahora a bajar. Bajar,
ecuación ciclista,…la ley de la gravedad es esa constante y la técnica, la
destreza y la trazada es esa incógnita…y a mas masa, mas velocidad.
Me lanzo. Uno, dos, tres, cuatro,… Curva de
herradura. Me abro buscando una trazada que permita a la bici rodar libre en la
salida de la curva. Meto el pecho abajo, trazo, cierro,…mierda viene un coche.
Sigo la trazada, saldré. ¡En ese momento, entre las hierbas aparece emboscado
un fotógrafo…” Fotón!” pienso. Salgo de la curva. El coche lo dejo a mi
izquierda a apenas dos palmos. Me vengo arriba. Sé que estoy bajando por el
sitio, muy rápido y sigo pasando a mucha gente.
Llegando a Orrius, un par de curvas húmedas.
La tercera incluso con agua. Corto un poco. Sé que luego la carretera se abre y
estará seco. Muro de Orrius. Toca sufrir. De nuevo bajada. Meto todo. En las
curvas trazo muy rápido, aprovecho los peraltes. Bajo muy rápido, más que nunca
en Orrius. Ya abajo veo un compañero On Veló (No sé su nombre). Sigo tirando.
Camino de Argetnona, se monta un grupo. Tira un hombre de unos 45 años. A los 200 metros
ya pide el relevo. Paso con fuerza. A los 200m miro atrás y veo que no viene
nadie. Decido cortar y esperar al compañero. Montamos un nuevo grupo de 4 o 5.
Argentona de nuevo. Mi pueblo. Sé que mis
padres están en la rotonda. Quiero pasar solo para saludar. Aprieto. Saco una
decena de metros quizás y paso saludando. Mis padres, ya mayores me saludan.
Camí del Cros. Se huele la meta. El compañero de OnVeló viene
detrás. Vamos juntos. Viene alguien mas tambien chupando rueda. Entramos en el Cros. Señalo la reja
peligrosa que hay en la rotonda. Enfilamos hacia los bomberos. Aquí hay que
apretar. El compañero me sigue. Pasamos encima de la C-31 muy rápidos…mierda
una ambulancia. ¡Está Dani, mierda!!! Aflojo. Veo que Ramón se incorpora. Decido
Parar. Grito al compañero que están Ramón y Dani. Me acerco. Ha sido Ramón. Un
coche parece haberse saltado un Stop y lo ha alcanzado.
Está muy nervioso, un brazo lo lleva vendado.
El culote roto y la bici tocada. Está emocionado.
Decido seguir, llegar a meta. Avisar a los
compañeros y regresar.
Entro en meta. Los últimos 500 metros los hago
tranquilo y con mal cuerpo.
Encuentro a Gus y Franky. Vamos en busca de
Ramón. Se lo lleva la ambulancia al Hospital. La bici se la llevan a Víctor.
Volvemos a meta. Las cervezas, el comentario
de la jugada y una ración de pasta nos espera. Risas, chistes y comentarios.
Foto posada de Edu y todos para casa. Salvo el accidente de Ramón, todo había sido
increíble.
Por primera vez, puedo decir que me siento
ciclista. Me siento uno más en la grupeta de estos locos de lila…
En una rotonda cualquiera, en una mañana de
agosto empezó todo. Rodábamos en grupo, sin prisa y ya llegando a casa.
Dentro
de la rotonda, rodando agrupados y en trazada uniforme, se cuela por la
siguiente entrada, una furgoneta blanca que al oír los gritos de toda la
grupeta, se detiene justo en medio de la trazada a seguir para salir de la
rotonda.
Paso el
primero. Yo que rodaba segundo no pude más que clavar frenos...el golpe era
inevitable...me protegí con el codo...
En el grupo rodaban dos tipos con el maillot
de On Veló. Uno era alto, el otro más bajo. El alto resultará llamarse Gustau, el mas bajo,...Ramón.
Unos días después, un domingo de lluvia,
pinché. Llevé la bici a la tienda que hacia poco havia abierto en el barrio. Mientras me arregló el pinchazo le pregunté si había un
grupo de entrenamiento o al así…
“Si tío, pero verás…hay gente que se mosquea
porque van rápido. Yo te meto en grupo de WhatsApp y tú mismo” …Buff que reto. “Que
cojones, quiero avanzar, andar más rápido”
“Hola. Soy Alberto de aquí de Mataró. Pregunté
a Víctor por gente pasa salir y me ha añadido a este grupo. Yo solo hago
carretera y estaré pendiente de las salidas o entrenamientos que vayáis haciendo,
para juntarme con vosotros algún dio, si lo tenéis a bien y os aguanto el ritmo…un
abrazo”
En una rotonda cualquiera, en una mañana de
agosto empezó todo. Rodábamos en grupo, sin prisa y ya llegando a casa.
Vamossssssssssss
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