Cada vez más ocupado y cuando paras a
saludarle te recibe con un arqueo de cejas y alguna palabra no necesariamente
afectiva, que inequívocamente sabes que es de complicidad.
Regenta una tienda taller, donde cada loco con
el tema que llegue, en éste caso las bicis, tiene cabida.
Cada vez más rodeado de gente y él siempre a
lo suyo, sin hacer ruido, sin comprometer y sin dar a entender a nadie que
moleste (a menos que joda realmente la marrana), sigue a lo suyo. De oficio
mecánico y vendedor de profesión, ahí anda, luchando por su proyecto y
entrenando cuando puede.
Poco podía imaginar Victor Ubeda (Los Molinos
de Mataró 1976) barrio obrero de Mataró, cimentado en Baby Boom de los 60 , que
aquella BMX, convertida en una suerte de Mountain Bike de Cross Country, sería
la primera piedra de su oficio futuro.
Una vez quedó atrás aquella pesada BMX, cogió
la Rabassa Derbí de colores acid que daba la caja de ahorros de turno y Shimano
SIS en ristre, se lanzó a competir, siendo un chaval, en carreras locales por
la Serra de Marina maresmenca y alrededores.
Le cuesta reconocer su talento en aquella
época con los pedales, y con algún atisbo de incomodidad, me explica que lo
incorporan al centro de tecnificación ciclista que a principios de los 90
estaba en el mítico velódromo de Mataró. Allí, siendo mountain biker, dice
sentirse una especie de ave rara. Su hábitat era el monte, las subidas que
cortan la respiración, las trialeras, la rueda gorda de tacos y la acrobacia
discreta en el salto (no sé porqué pero no le veo haciendo las voladas de John
Tomac).
De a poco y en silencio, el espartano
velódromo y aquellos entrenamientos para pisteros fueron cuajando en el haber de Victor. Hasta que
surge la opción de competir en asfalto. Sin mucha fe, los resultados no
tardaron en llegar y no de manera discreta precisamente.
Pasar a dar pedales en el asfalto la da la
proyección que quizás andaba buscando, pero en el asfalto y la ruta. Y una
futura emigración a Euskal Herria una posible puerta a un futuro
profesionalismo.
Estudios y un viaje profesional a Gran Bretaña
marcaran el devenir de Víctor. Un futuro, presente a día de hoy, ligado a su pasión,
la bicicleta.
Ya de vuelta a Mataró y no sin la ayuda de su
familia nace OnVeló. Su proyecto.
Una tienda de ciclismo, donde hoy caben como
cliente, el ciclista recreativo, el que compite o el de grupeta, cerveza y
vacile post entreno.
Para el futuro más inmediato muchos proyectos
anunciados y por venir.
De momento, viajes a alguna de las clásicas de
primavera de Bélgica. Salidas de fin de semana. Salidas en formato XXL de fin
de semana y de ida y vuelta a la felicidad.
Grupeta de mountain bikers, breveteros, lobos
solitarios, esposas o ciclistas de mucho compadreo que empiezan a cerrar el
círculo que Víctor parece que soñó hace algún tiempo...
Víctor, sigue entrenando y competiendo
actualmente y su mejor proyecto (su mujer y sus hijas Martina y Claudia), su
tienda y las ganas se lo permiten. Ahora solo en Mountain Bike y haciendo,
todavía buenos resultados.
Os dejo link del vídeo producido por la
cooperativa audiovisual La Claraboya (www.claraboia.coop)
que con mucho gusto y transpirando ciclismo en cada frame registraron el viaje
de la grupeta OnVeló a Andorra la pasada primavera. El compañero de grupeta Kiko Montoro, en plena lesión grabó y editó esta maravilla de increïble fotografía y una delicadísima elección musical. No dejeis de verlo.
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